Ocasionalmente creo que la vida es una mierda. Y en otras sólo necesito ver como mi perro mueve la cola contento para sentirme en las nubes y pensar que merece la pena seguir intentándolo.
La vida es así, una puta caótica que me trae de cabeza.
Relatos y más.
miércoles, 24 de abril de 2019
Falta de riego.
A veces soy como una planta marchita. Si me riegas, me desperezo y revivo durante un rato. Pero al cabo de un tiempo, cuando el agua se ha secado, vuelvo a mi postura moribunda.
miércoles, 27 de marzo de 2019
¿Sabes qué?
Quisiera que me vieras tal y como soy,
estoy aquí, con mis muchos defectos y mis pocas virtudes, defectos que tan bien pareces conocer, y virtudes que tan poco pareces apreciar.
Estoy aquí, mírame.
Tal vez pienses que soy poco para ti pero, ¿sabes qué? Que tal vez alguien sepa ver todo lo que tú no supiste, y entonces ya no seguiré aguardando que abras los ojos y me veas.
estoy aquí, con mis muchos defectos y mis pocas virtudes, defectos que tan bien pareces conocer, y virtudes que tan poco pareces apreciar.
Estoy aquí, mírame.
Tal vez pienses que soy poco para ti pero, ¿sabes qué? Que tal vez alguien sepa ver todo lo que tú no supiste, y entonces ya no seguiré aguardando que abras los ojos y me veas.
jueves, 21 de marzo de 2019
MICRORRELATO.
Las nubes corrían brumosas delante de la luna solemne y plena, como un velo ajado, silenciosas y fantasmales, monótonas.
jueves, 19 de diciembre de 2013
RELATO CORTO: BAJO SUS ALAS.
Siempre he tenido la sensación de
sentirme observada. Muchas veces he tenido el impulso de darme la
vuelta, y al hacerlo, esperando encontrarme con ese par de ojos
observadores que me erizan la piel, sólo he sorprendido la soledad a
mi alrededor. El vacío. Y la sensación ha permanecido conmigo.
Alertándome, advirtiéndome.
Hasta hoy. Ha sucedido algo extraño
que va más allá de la lógica y la razón. Por un momento, creí
que alucinaba. Pero ha sido real, es real. No lo he imaginado.
Al igual que otras veces, cuando he
sentido el ya conocido cosquilleo en la nuca y la sensación de no
estar sola en la habitación, no he podido resistir la tentación de
volverme a mirar, de sorprender al intruso.
Obviamente no había nadie, ahora llega
lo raro.
Una pluma blanca,vaporosa, la más
grande que hasta ahora he visto, fina y ligera como un copo de nieve,
ha caído bailando con un rítmico e hipnótico balanceo hasta
posarse a mis pies. Como si la hubieran dejado caer, justo alli, para
que yo la encontrara.
No sé de dónde ha salido.
Estoy estupefacta, asombrada, con la
vista clavada en el suelo, y siento el impulso de levantar la vista
al cielo, con temor a la vez, por si el techo de mi habitación no es
lo único que encuentro al hacerlo.
He salido de mi asombro y recogiéndola
del suelo, la he cogido suavemente entre mis dedos, he acariciado
cuidadosamente sus sedosos filamentos, con reverencia, con temor a
que desapareciera tan rápido como había aparecido. Sin más.
Son casi incorpóreos. Tan suaves como
una caricia. Tan leve que parece irreal, mágica, voluble.
He guardado la pluma entre las páginas
de mi diario, entre estas líneas, para que cada vez que la observe y
la acaricie entre mis manos, me recuerde que la magia existe, que no
debo dejarme abatir por la tristeza que algunas veces, se adueña de
mi alma y mi cuerpo.
Recuerdo que cuando era niña, mi
abuela siempre me decía que debía tener el ángel de la guarda más
bueno y paciente del mundo velando por mí. Ella creía en esas
cosas.
Yo siempre he pensado que eran cuentos
infantiles para tranquilizar a los niños cuando duermen. Para alejar
los miedos, que se sientan seguros, a salvo, bajo la vigilante
mirada de alguien mágico que los protege de los males del mundo.
Hasta hoy.
Lo lógico sería pensar que la pluma
que guardo entre estas páginas, haya ido a parar a mis manos por
muchas y variadas razones y posibilidades.
Pero mi corazón y mi alma me gritan la
verdad. Puede que mi abuela tuviera razón. Es una certeza tan clara
y cristalina, como la luz de un nuevo dia.
Aunque no pueda verlo, siento que está
aquí, conmigo. Que siempre lo ha estado.
Protegiéndome. Guardándome.
Siempre lo he sabido.
Demasiadas coincidencias, demasiados
susurros, demasiadas veces darme la vuelta buscando a alguien que no
se dejaba ver.
Creo que, no sé muy bien porqué
razón, me ha dejado saber que está aquí, conmigo.
Creo que quiere que tenga fe en él,
que sienta que no estoy sola, aunque a mí me lo parezca en
ocasiones.
Creo que desea que sepa, que estoy a
salvo bajo sus alas.
FIN
martes, 17 de diciembre de 2013
RELATO CORTO: OJOS DE GATO.
Caminaba calle abajo
a paso ligero. Se sentía tan cansada que lo único que le apetecía
con urgencia era llegar a casa para meterse bajo el chorro de la
ducha, y dejar que el agua caliente le calmara los músculos
doloridos. Había sido un día duro.
La calle estaba
bastante oscura, faltaban algunas luces del alumbrado, que al parecer
se habían fundido y no habían sido repuestas. Pasos resonaron a lo
lejos. Echó un vistazo a su espalda, intentado localizar el causante
de aquellos lejanos sonidos huecos, que cada segundo parecían estar
mas cerca, aunque fue incapaz de encontrar su origen. Aceleró el
paso intentando llegar a una zona mejor alumbrada de la calle, que
vislumbraba un poco más adelante, y sintió la necesidad de sentirse
segura entre las cálidas paredes de su casa. Un sentimiento de
desazón que no podía justificar se apoderó de ella, y sintió el
impulso de echar a correr. Los sonidos parecían estar cada vez más
cerca, hasta el punto de que por un momento creyó que los tenía
justo detrás. De pronto , el silencio más absoluto. El vello se le
erizó y una sensación de frío la recorrió de arriba a abajo. Se
detuvo a escuchar, aunque todos sus sentidos le pedían que corriera.
El corazón le latía desbocado golpeándole las costillas, como si
quisiera salírsele del pecho. La adrenalina la puso en marcha de
nuevo y reaccionó con rapidez. Aunque no lo suficiente, pues se vió
arrastrada por el suelo después de sentir un golpe brutal en su
espalda que la tiró de bruces. Se dió con la cara en el asfalto, y
sintió la quemazón de los arañazos en su piel. Una fuerza
invisible la arrastraba hacia delante guiándola como sujeta de unos
hilos cual marioneta inerte. No podía luchar contra aquella fuerza
que la dominaba y parecía llevarla a algún lugar. Y de pronto
ocurrió algo que la desconcerto más aún, si aquello era posible.
Aterrorizada , la cabeza se le fue hacia atrás, y sintioósu mente
invadida por una presencia que no era su propia esencia, sino la de
otro ser, que parecía tomar el control de su cerebro. Sus ojos se
quedaron ciegos por un momento, a su alrededor todo era oscuridad, y
en medio de aquella, unos ojos de gato aparecieron como dos luces
para iluminar el camino. Ojos grandes y rasgados, verdes y amarillos,
brillantes, con el iris vertical, que parecían excrutarla desde el
interior de su mente, queriendo decirle algo, algo que ella , en su
ceguera y desesperación , no alcanzaba a comprender. Perdida toda
noción de la realidad, creyó que estaba sufriendo algún tipo de
paranoia alucinoide, í otro tipo de pérdida de raciocinio fruto de
algún desbarajuste que no podía justificar ni explicar. O puede que
estuviera muerta. O que estuviera dentro de una horrenda pesadilla de
la que no podia despertar. Cualquier posibilidad era mejor que creer
que aquello era real, pues si lo creyera, realmente seria síntoma de
que había perdido la cabeza.
Sintió una fuerte
sacudida, y una voz se filtró en su mente. Era profunda, vibrante,
como el ronroneo de un gato, aunque parecía humana.
-Quedate quieta, no
te muevas.....no te resistas, quiere llevarte con él.... déjale
hacer.... yo te liberaré....
No entendía de
dónde brotaba aquella voz, pero tenía la certeza que los ojos de
gato que la observaban desde la oscuridad de su mente enloquecida y
aquella voz susurrrante, tenían el mismo origen, pertenecían al
mismo ente que se comunicaba con ella de aquel modo extraño.
Se dejó hacer.... Y
tan pronto como dejó de resitirse a aquella fuerza avasalladora que
la impulsaba hacia delante, hacia un lugar desconocido, se desplomó
en el suelo como una muñeca rota.
Intentó
incorporarse lentamente, la visión parecía volver de nuevo a sus
ojos, aunque borrosa y vacilante, y se sintió terriblemente cansada,
más aún de lo que ya lo estaba, agotada, como si la vida estuviera
a punto de abandonar su cuerpo. Se desplomó en el suelo frío de
nuevo, incapaz de levantarse, con la cabeza ladeada, notando como un
fino hilo caliente surcaba su mejilla arañada y despellejada. La
brutalidad de aquel asalto se había cobrado un alto precio que su
cuerpo maltrecho había pagado con creces. Mirando sin mirar, con la
vista pérdida en algún punto inconcreto, un gato negro se deslizó
silencioso cruzando su visión, entre la penumbra de la calle, como
una sombra que de pronto pareció perder su forma y tomar una nueva,
humana, que se incorporaba sobre sus patas que se transformaban en
piernas y manos, alzándose con un cuerpo completamente humano, de
hombre, y en aquel momento, perdió la consciencia, se sintio caer en
un pozo de oscuridad y se dejó llevar por una inmensa calma, la que
creyó que precedía a la muerte. Increíblemente, se sintió en paz,
ligera, desaparecido el cansancio. Sintió que se elevaba, sin ser
consciente de unos brazos fuertes que la levantaban y la llevaban. Se
sintió cálida, caliente y reconfortada, en puerto seguro.
Una tenue luz se
filtró entre sus pestañas, invitándola a observar. La cabeza le
palpitaba, y se sentóa aturdida y desorientada. Se incorporó sobre
sus manos, y se dió cuenta de que se hallaba tendida en una cama
grande, enorme, de sabanas negras y suaves. Pero no era su cama. No
sabía dónde estaba.
Se levantó
sujetándose las sienes, y las masajeó suavemente, queriendo hacer
desaparecer el dolor. Al observar más detenidamente, se percató de
la existencia de una mesilla sobre la que encontró un vaso de agua
junto a una píldora que reconoció como un analgésico. Quien quiera
que fuera quien la había dejado allí, sabía que la iba a
necesitar. Se tomó la pastilla con un sorbo , y levantándose
vacilante, se dirigió a la única puerta que encontró. Aquella
puerta la llevó a un pasillo levemente iluminado en dónde colgaba
un espejo en el que se detuvo a observar su reflejo. Acarició su
cara, pasando los dedos sobre la fea herida que todavia permanecia
tierna y sensible, dolorida. Avanzó unos pasos, mirando a su
alrededor, y el pasillo dió paso a otra estancia igualmente
iluminada. Un desconocido permanecía de espaldas a ella, absorto. De
repente se dió la vuelta y la miró directamente, esperando su
reacción. Ella avanzó un poco más, dudosa, sin decir nada, y
cuando casi estuvo a su altura, el desconocido rompió el pesado
silencio.
- Cómo te sientes?- su voz grave, vibrante, le recordó otra voz que ya había escuchado antes, y qué debido a la singularidad del hecho, le era imposible olvidar.
- Bien... - respondió ella- Todo lo bien que se puede estar.... - la voz broto rasposa, temblorosa.
- Creo que no me he presentado como es debido.... Mi nombre es Aaron. Siento que nos conozcamos en estas circunstancias.
- Y qué circunstancias son esas? - No sabía como afrontar la situación.
- ¿No quieres saber qué fue lo que ocurrió esta noche? O quien te asaltó?- la interrogó él, con incredulidad fingida.
- No sé muy bien si quiero saber o no..... Lo que ocurrió fue..... extraño ... y aterrador... Creí, por un momento creí... Que iba a morir....- su voz fue un susurro triste.
- La muerte..... hubiera sido una liberación. Pero esa conversacin podemos dejarla para cuando te sientas un poco mejor. Hay cosas que debes saber, pues tu vida como la conoces, ha cambiado. Debes ser cautelosa, protegerte.... o dejar que te protejan. Porque créeme cuando te digo, que volverá, lo intentara de nuevo... y puede que entonces no tengas tanta suerte.- afirmó Aaron seriamente.- No pienses que mi intención es asustarte, sólo deseo prevenirte.
- ¿Prevenirme de qué? Qué ocurre? Quién volverá, maldita sea?- la voz de la mujer subió un par de octavas, el miedo tomaba el control.- Díme!!! Díme qué pasa!!
- Como digo.... Es mejor que tengamos esta conversación cuando te hayas repuesto.... Te contaré todo cuanto quieras saber, todo, pero es mejor que te calmes, pues el miedo hará que cometas errores, y eso, puede ser fatal. Mientras.... mientras, puedes quedarte aquí si lo deseas.
- ¿Mientras? Quieres decir que no puedo volver a mi vida, a mi casa?!!- Ella parecía cada vez más afectada, el control esfumándose por momentos.
- No voy a tomar esa decisión por ti... Pero aquí estarás más segura, al menos , mientras encontramos otra solución. No tienes nada que temer de mí.
- ¿No tengo nada que temer? Y címo puedo saberlo, dime, cémo? No te conozco, no se quién eres ni de dónde diablos has salido.... No sé dónde estoy, ni cómo he llegado aquí... No sé si puedo fiarme de tí, estaría poniendo mi vida en tus manos.... y eso, amigo, es mucho decir, no te parece?- la mujer hablaba a voz en grito, expresándo su miedo en unas pocas frases. Aaron sabía que era una reacción normal después de lo que había sentido, del miedo y la incertidumbre, y no dijo nada al respecto. Dejó que alzara la voz, y su miedo brotara, y cuando calló, las lágrimas brotaban de sus ojos , ya liberadas de su prisión .
- ¿Fuiste tú? - preguntó entre hipídos-.
- ¿A qué te refieres? - inquirió él-.
- A si fuiste tú quien me trajo aquí... Creo que alguien me liberó cuando.... Pero sólo recuerdo unos ojos... unos ojos de gato... y una cálida voz... Tu voz. ¿Puedes explicarme eso? - preguntó de nuevo- No pienses que no te lo agradezco... si fuiste tú. Pero fue muy extraño...
- Fuí yo.
En aquel momento
ella recordó la sombra del gato, silenciosa , deslizándose entre
las sombras, transformándose en un hombre, ante su mirada ausente,
que sólo podía observar atónita en su estado de embriaguez y
confusión, cómo su forma cambiaba y se erguía sobre sus patas
convertidas en pies humanos, como una silueta desnuda, definida, con
contornos claros y dibujados, firmes y desconocidos hasta ese
momento, se abrían paso en la bruma de su memoria consciente antes
de caer presa de la oscura inconsciencia.
Entonces Aaron dió
un paso hacia ella, exponiéndose a la escasa luz de la estancia, que
le alumbró el rostro. Sus rasgos le eran desconocidos, su nariz, su
boca.... Pero sus ojos...Aquellos ojos ... Conocía aquellos ojos,
ahora humanos. Mientras lo observaba, el aire se crispó, se calentó,
vibró.... y en sus ojos aparecieron dos pupilas verticales dentro de
unos iris verdes y amarillos.....Ojos de gato. Los mismos ojos, la
misma mirada.....
Él supo que ella
iba a huir antes siquiera de que el pensamiento cruzara su mente....
La apresó por los antebrazos, sujetándola firmemente pero sin
hacerle daño, y se acercó tanto que podía olerlo. Un aroma raro,
almizclado, terrenal, le llenó las fosas nasales. Y recordó otra
sensación: el sentimiento de seguridad cuando creyó que la muerte
había venido a buscarla. Recordó la sensación de sentirse alzada,
elevada, flotando sobre dos brazos fuertes y cálidos, acogedores y
protectores, que la llevaban a un lugar donde estaría a salvo. Y ,
sin saber porqué, tuvo la certeza de que Aaron no quería hacerle
daño, de que podía confiar en él. Aunque no sabía cómo había
llegado a aquella conclusión, lo cierto era que lo creía.
- No tienes nada que temer de mí.... Yo te protegería con mi vida si fuera necesario...- su voz surgió cadenciosa, brotando de la profundida de su pecho, como una vibración, un ronroneo.
- Lo sé..... No me preguntes porqué, pero ahora lo sé...Tengo la extraña impresión de que te conozco de mucho tiempo antes de hoy....-movió la cabeza, en un gesto de negación e incredulidad.- Gracias , por protegerme.
- No tienes que darlas...- Y retomando la conversación dónde se había quedado con anterioridad, le dijo:- Descansa, mañana cuando te sientas mejor, tenemos mucho de qué hablar.... Te contaré todo, lo que quieras saber, y entenderás, que tu vida, para bien o para mal, ha cambiado para siempre.
- Está bien... Me quedaré hasta mañana. Después decidiré qué hacer.- La mujer cerró los ojos por un segundo y suspiró levemente. El analgésico empezaba a surtir efecto, y un leve adormecimiento empezaba a apoderarse de sus sentidos. Inclinó la cabeza hacia delante y chocó con el pecho de Aaron, que presintiéndo lo que ocurría, de nuevo la tomó en brazos alzándola como si pesara menos que una pluma, y se dirigió con ella a la habitación con paso firme y decidido. La depositó suavemente en la cama, y la observó en silencio. Se inclinó hacia ella y tomando un suave mechón de su pelo, lo acarició con reverencia. De pronto lo soltó como si se hubiera quemado, y aunque lo habían advertido, sabía que no podría evitar lo inevitable. La adivina lo había profetizado. El destino estaba escrito, y él conocía el suyo.... El de ambos. Ella estaba prohibida para él. Pero no podría evitar lo que sabía que no debía ocurrir. Porque cuando llegara el momento, ambos lo desearían. Y todo, cobraría sentido.
martes, 2 de julio de 2013
SIGUME EN BLOGLOVIN!!!
Buenas noches!!
Pues eso mismo, como veis en el titulo de esta entrada, a partir de ahora también podéis seguir el blog desde Bloglovin, pues parece ser que Google Reader desaparecerá en breve, y bueno, mediante Bloglovin podemos seguir informados de las ultimas entradas de los blogs de los que somos seguidores y así no perder ninguno de los blogs a los que somos asiduos ..... Me parece una herramienta muy útil y os invito a que sigáis el blog desde este nuevo sitio. Os dejo en enlace:
Espero que os animéis a seguir el blog allí, os estaré esperando!! :)
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