jueves, 6 de diciembre de 2012

CAPITULO II. CONTINUACIÓN.



Se sentía como en una nube. En su marejada de pensamientos, se mecía la convicción de que se hallaba sumida en un estado de shock. Se sentía un poco magullada pero sabía que no habia sufrido daños físicos graves... No podía decir lo mismo de su estado de ánimo. Además de saber que estaba en shock, no sabía que pensar.... Ni qué creer, ni dónde estaba, ni quien era el desconocido que la había auxiliado en el momento preciso.. ni nada de nada... Se sentía muy aturdida y confundida... Sentía un miedo acérrimo a abrir los ojos por lo que se pudiera encontrar, pero a la vez , se sentía increíblemente en paz. Aquella experiencia le había cambiado la vida y , aunque la horrorizase admitirlo, sabía que tenía que hacer frente a lo ocurrido, salir del estado de estupefacción en el que se hallaba , afrontar su miedo y darle la cara a la realidad, fuera cual fuera. Se removió incómoda en dónde estaba acostada,   como había llegado allí?...  Sentía leves pasos a su alrededor, pero era como si caminasen de puntillas. El sonido no era más que el susurrar de un roce  . Su consciencia fue ganando terreno y poco a poco se sintió salir de su letargo.. Le hubiera gustado poder quedarse un poco más en ese estado pero sabía que no era posible y no podía evitar lo inevitable. Podía huir pero esa noche la perseguiría allá donde fuera...   Anna   no sabía todavía cuánta razón encerraban aquellas palabras. Entreabrió los ojos y un suave resplandor iluminó sus pupilas permitiéndole observar brevemente alrededor. No sabía dònde se encontraba. Ahora era una certeza. Por un instante, el terror la invadió de nuevo. Intento recobrar la calma y repiró profundamente. Intentó incorporarse y entonces fue consciente del dolor que le recorría los huesos. No estaba gravemente herida, pero estaba muy magullada. Y la tensión acumulada por el sobresalto tampoco le había hecho ningún favor. Paradójicamente, su espíritu lo sentía flácido y abotargado, pero su cuerpo estaba tan tenso como las cuerdas de un violín. Apoyo las palmas de las manos sobre el suave tejido de lo que le parecía que era un diván y se sentó. Se mesó el cabello que tenia desordenado y empezó a sentir un palpitante dolor en las sienes. Se pasó las manos por el rostro y finalmente abrió los ojos del todo, lo que le permitió observar todo cuanto había a su alrededor, aumentando así su sensación de extrañeza al encontrarse en un lugar que no conocía. Recorrió la habitación con la mirada y se sintió intrusa. Aquel espacio estaba decorado de forma sencilla y acogedora, aunque con el buen gusto de conservar algunos muebles antiguos que daban a la habitación una sensación de calidez. Sintió unas ganas enormes de acercarse a la chimenea en donde un fuego  abrigador ardía lamiendo los troncos apilados sobre el fondo de la misma. El dintel que la coronaba era una talla de madera ricamente confeccionada y que parecía también ser bastante antigua, otorgándole un aire de tiempos pasados. Se percató de una notas suaves que acariciaban sus oídos y que brotaban de algún lugar de la estancia aunque no logró averiguar de dónde. Aquella sinfonía, con sus suaves y tristes  acordes no hizo mas que enardecer su sensacion de que no encajaba en aquel escenario. Tenuemente iluminada por la luz del fuego que ardía y se consumía en la chimenea, y por dos o tres lámparas de aplique en las paredes repartidas por toda la estancia, le conferían un ambiente íntimo y un tanto lúgubre. De pronto se sintió observada. Recorrió de nuevo la habitación y escudriñó las zonas con sombras que la pobre luz no llegaba a iluminar. Apoyado indolentemente en una enorme  librería  que fue construida en tiempos remotos y que estaba repleta de libros a rebosar, cosa que capto su atención y su interés, encontró una alta figura cuyos rasgos  se abrigaban en las sombras de la habitación y que dió dos pasos hacia ella al percatarse de que Anna había notado su presencia y lo estaba mirando fijamente. Con una mano en un puño y la otra sobre su pecho, sofocada por su impaciencia, su miedo, su desconfianza y algo más a lo que no quería poner nombre, Anna se encontró frente a frente con aquel que había evitado que esa noche fuera la ultima de su vida. Acudieron a su mente retazos de imágenes turbias antes de caer en la inconsciencia y se vió atrapada en unos desconfiados ojos verdes, que hablaban de su dueño, mucho más de lo que él mismo lo haría y encerraban secretos que nunca deberían ser desvelados.


Continuará....







2 comentarios:

  1. Me agrada mucho como continúa. Gracias!! Espero con ansias continuar leyendo. Cariños!!

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  2. Gracias Andrea por seguirme..... Yo tambien te sigo y la verdad es que escribes muy bonito... Un besote muy fuerte!!

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