lunes, 17 de diciembre de 2012
ETERNO. CAPITULO III
- Pero habrás puesto una denuncia , no?- le preguntó Susana bastante sorprendida- Después de acudir a la comisaría , había llegado al trabajo con el rostro demacrado, cansancio en los ojos de haber dormido mal y llorado hasta caer rendida, y el miedo todavía metido en el cuerpo. Las chicas le habían preguntado si estaba enferma o le ocurría algo, y Anna les había relatado su experiencia de la noche anterior...
Susana y Olivia . No podía considerarlas íntimas amigas porque no lo eran, pero su relación laboral era lo bastante fluída y cordial, para poder confiarles la historia del callejón. Además, puede que compartiendolo con alguien se sintiera mejor.... O tal vez, no. El caso es que después de relatarles lo ocurrido , sin entrar en detalles escabrosos, como que el individuo en cuestión, tenía los dientes más largos que un can y que había pretendido que ella fuera su cena, las chicas se quedaron anonadadas y mudas por la sorpresa. Y cuando llegó a la parte en donde entraba en escena su rescatador, ellas pusieron ojitos y soltaron alguna que otra risita para aliviar la tensión. Pero lo cierto es que ambas se habían quedado con la boca abierta del asombro y de la incredulidad, y se habían lanzado a preguntar cosas del tipo ¿cómo estás? ¿te hizo daño? ¿seguro que estás bien?, de una manera frenética. Cuando el asombro inicial dió paso a la reflexión y a comentar una y otra vez, los detalles del suceso, empezaron a relajarse un poco más y por un momento Anna pudo sentir que la tensión que había acumulado en su cuerpo desde el maldito acontecimiento, poco a poco, empezaba a desaparecer, y que después de todo, gracias a la intervención de Samuel, no había sucedido nada que no pudiera remediarse.
-Sam, Sam...... ¿Sam que más?- había preguntado Olivia curiosa- ¿No te dijo como se apellidaba?
-No, la verdad es que no lo hizo... El tampoco parecía muy cómodo con la situación...
-Y no se te ocurrió preguntarle?- insistió Olivia apurada- Anna te rescató como un superhéroe, te llevo a su casa.. porque, ¿era su casa, no?
- No lo sé Olivia, supongo que sí.... Y no se me ocurrió preguntar nada.... No estaba de humor para preguntas..... Lo único que quería era llegar a casa y esconderme bajo la almohada.... - suspiró Anna- No creo que hoy me vaya tan tarde a casa, puede que me tome la tarde libre.... Necesito descansar. Tal vez, debería haberme quedado en casa... Pero quedarme en la cama , dándole vueltas, creo que hubiera sido incluso peor...
-Puede ser Anna, pero de verdad , te ves bastante mal- le dijo Susana sintiéndo lástima por su aspecto- Has ido a la comisaria, has venido a trabajar y entiendo tus motivos, pero sinceramente no creo que estés en condiciones de estar aquí hoy. Tienes un aspecto horrible, sin ánimo de ofender, y necesitas un buen sueño reparador con urgencia... ¿Porqué no te marchas a casa ya? No deberías estar aquí, si me permites decírtelo.- concluyó -.
- Puede que tengas razón pero ahora mismo no me siento con ánimos de irme a casa. Quiero terminar la mañana y dejar mis asuntos en orden. Puede que cuando lo tenga todo dispuesto, me tome la tarde libre...Ya veremos....
-Si te preocupa el horario de la tarde, olvídate, que nosotras nos haremos cargo... Puede que no nos marchemos tan tarde como tú, pero podemos abrir y cerrar por tí, y podemos apañarnos , de eso no te preocupes.-ofreció Susana de buena fe.-
-Lo sé, Susana, lo sé.... No dudo de vuestra capacidad- argumentó Anna agradecida- Ése no es el asunto. - Y finalmente concedió- Está bien, está bien.... En cuánto tenga todo organizado para hoy, me marcharé a casa....Puede que sea lo mejor. La verdad es que me gustaría cerrar los ojos y poder dormir dos días seguidos.
Y siguieron hablando y conjeturando mientras trabajaban, iban y venían, sobre aquel feo asunto y sobre el misterioso hombre que la había rescatado como un superman moderno. Aunque Anna no paraba de repetir que pese a que se sentía muy agradecida por la actuación de Sam, no debían exagerar demasiado ni sacar las cosas de su sitio. Le parecía grotesco compararlo con Superman, puesto que realmente le había parecido bastante mas oscuro que el brillante héroe del cómic. Pero las chicas eran así, bromeaban tratando de quitarle hierro al asunto e intentaban que Anna se sintiera mas relajada y ella lo agradecía. Como se había propuesto, organizó su correo y sus tareas pendientes y las programó para los días siguientes en previsión de alguna otra complicación. Pensaba acudir al trabajo sin falta al día siguiente , pero no obstante, era mejor organizar las tareas de modo que pudiera cumplir los plazos sin tener que verse sobrepasada de trabajo acumulado, por tomarse la tarde libre el día de hoy. Así que a medio día , con todo dispuesto y más tranquila de lo que había llegado por la mañana, se despidió de las chicas y dejándolas a cargo de la biblioteca y del cierre, se marchó a casa pensando en meterse en la cama y no salir de ella hasta el día siguiente. Al menos eso tenía en mente. Estaba tan cansada cuando llegó que se sirvió un pedazo de pastel de carne frío del frigorífico y sin calentarlo ni nada, se lo terminó, le dio de comer a Gus y fue derechita a reconciliarse con las sábanas que con malicia se habían enredado durante la noche entre sus piernas , aumentando la sensación de estar sujeta contra la superficie de una pared cualquiera en una oscura calle cualquiera de cualquier parte de la oscura ciudad..... Unos afilados y profundos ojos verdes la observaron desde sus sueños.
Continuará.....
lunes, 10 de diciembre de 2012
CAPITULO II. FIN DEL CAPITULO.
Anna no pudo evitar darse cuenta de la tensión en el aire. Sabía que no estaba en peligro inmediato, de lo contrario, no la hubiese ayudado ni la hubiera llevado allí, donde fuera que fuere, pero detrás de la fachada, percibía una pequeña alarma, un instinto que le decía que algo no andaba del todo bien. Se observaron mutuamente, valorando sus respectivas reacciones. Anna se sentía saturada de información y al mismo tiempo, perdida; él, cuyo nombre desconocía, parecía estar a la espera, tenso, incómodo, molesto por algo, pero al mismo tiempo firme y resuelto. Anna se dejó caer de nuevo en el diván de donde se había levantado minutos antes con cansancio, y se cubrió el rostro con las manos, exhaló e inhaló aire, renovando el oxígeno de sus pulmones y se preparó para las explicaciones que él había prometido darle. Aunque no estaba segura de nada. No podía estarlo. Seguramente, no volvería a estarlo en mucho tiempo. El desconocido avanzó unos pasos más, hasta acercarse lo suficiente como para poder seguir la conversación, pero sin embargo , guardó las distancias. Anna supuso que lo hacía por ella, para no sobresaltarla después de lo sucedido, y ella pudiera sentirse más segura, sin que él invadiera su espacio personal. Y verdaderamente, lo agradeció. Cogió una butaca baja, también de aspecto viejo pero restaurada, con un estampado rojo oscuro de estilo adamascado, y con la elegancia con la que Anna ya lo había visto moverse, se sentó. Ella lo miro a la espera de que comenzase a hablar y no tuvo que esperar demasiado.
- No se quien era ese tío, cuando llegué te sujetaba contra la pared.- Anna se estremeció al recordarlo, y con el recuerdo volvieron las sensaciones angustiosas- Lo aparté de un empujón, tu te caíste al suelo y el huyò. Eso fue todo, al menos, es lo que puedo contarte- su voz era grave, pero suave, aterciopelada y su tono tranquilo, firme. No parecía mucho mayor que la misma Anna, tal vez unos pocos años, pero expelía una madurez , una firmeza bastante impropia de un hombre de su edad. Sus ojos extraños hablaban de experiencia, aunque Anna no podía ni empezar a imaginar, cuan en lo cierto estaba respecto a su impresión.Continuó: - Luego te recogí del suelo y te traje aquí. - Pareció que iba a exhalar , pero se contuvo- No tienes nada grave, sólo te saldrán moretones y algún que otro golpe..... En unos cuantos días , estarás bien. - Afirmó tajante- Por lo demás.... no se que te pareció ver, pero te aseguro que a lo largo de mi vida , he encontrado gente muy rara.... - Su voz se volvió mas tensa si cabe-.
- Se que hay gente muy extraña, pero ... pero..... este tío tenía la boca llena de dientes y ... quería , ... quería.... parecía que quería .... si es que no puedo ni decirlo....incluso después de haberlo visto , me parece imposible...... - se detuvo, tomó aire y continuó, con el tamborileante dolor de cabeza sonando en sus oídos- Quería morderme..... como un ... como un ... vampiro.... aunque puede que no lo crea, pero es cierto... No digo que lo fuera, aunque llegué a dudarlo.... pero estaba lo suficientemente loco y fuera de sí , para intentarlo....Por un instante creí, ... creí que era real , que había surgido de un remoto y oscuro lugar.... Que puede que las supersticiones , no lo fueran tanto..... Puede que yo me haya vuelto loca..... o puede que sea un psicópata , no sé, pero aun así.... aun así..... no creo que pueda dormir en mucho tiempo... Dios!!- escondió la cara entre las rodillas- Creí.... creí .... no podía quitármelo de encima.... si no hubiera sido por usted.... - se detuvo, ahora si, las lágrimas rodaban mansas por sus mejillas- Gracias, si no hubiera aparecido usted, puede .... puede.... que no hubiera podido contarlo...
"Dios no tiene nada que ver en esto...."- Pensó él- " No somos nadie para él, malditos e ignorados por el Altísimo, Padre de todas las criaturas, señalados por lo que somos, porque escapamos a su juicio y a su poder .... "
*****************
Él estaba seguro de eso, aunque a ella no pudiera decírselo. Si no hubiera intervenido, aquella pobre mujer hubiera acabado entre los cubos de basura de la infecta calle en la que la había acorralado aquel bárbaro de Marius. No quería sentir lástima por ella, pero verla llorar en silencio, le provocó una sensación extraña. Cuando ella había hablado, él se había dado cuenta que la parte racional de su mente, se imponía sobre lo que sus ojos habían presenciado, y volvía aquellos nítidos recuerdos, engañosos y volubles, algo que era bastante habitual después de sufrir una situación de extrema violencia y sumamente traumática. Sabía que ella en aquel momento, ya no se sentiría segura de lo que había creído ver , que lo que tan real le había parecido en un principio, ahora lo creía fruto del estado de nerviosismo en el que se encontraba en el momento del asalto, y que su mente la había traicionado de la peor manera. ¿Cómo lo sabía? Podía verlo en su mirada, olerlo en su cuerpo, intuírlo en sus huesos....Mirándola con atención casi podía saber lo que pensaba, su expresión corporal era como un libro abierto.
Era lógico que un mortal, fuera más propenso a querer creer en la racional y mas probable realidad , que en un personaje salido de una historia de terror.... Ésa era su ventaja y su fuerza.... El anonimato era la fuente de su poder.... Ellos eran más fuertes, más rápidos, inmortales, pero los humanos eran más numerosos... con la tecnología y las armas de la época moderna, los masacrarían tarde o temprano. En lugar de depredadores, pasarían a ser la presa y no podrían evitarlo.... Muchos humanos caerían en el proceso, pero finalmente los que caminaban durante la noche, serían exterminados. Ya había estado a punto de suceder antes, mucho antes de su nacimiento a la oscuridad, los más antiguos que todavía perduraban , lo habían vivído y sabían que habían estado muy cerca de desaparecer. Por eso era tan importante, permanecer ocultos en la ignorancia....La miró llorar en silencio y se le ocurrió que el siguiente paso mas lógico para ella, sería que pusiera una denuncia por asalto . Las autoridades competentes, o incompetentes debería decir, se encargarían de buscar al huidizo asaltante y el quedaría fuera de todo esto...Y tenía que asegurarse de que ella comprendía que se trataba únicamente de un humano, psicópata y criminal, pero mortal al fin y al cabo. No quería insistir demasiado porque podía caer en el error de parecer demasiado .... interesado y como consecuencia provocar el efecto contrario, que ella pudiera sospechar que no estaba equivocada...
Estaba bastante seguro de que era eso lo que ella pensaba. Estaba traumatizada y era casi seguro que con el tiempo terminaria creyendo que todo habia sido fruto del trauma. De todos modos, nunca encontrarían el cuerpo..... sólo restos de cenizas irreconocibles que facilmente se confundirían con suciedad de la propia calle. Se había encargado de ello.
-Uhmmmm.... - dudó un segundo y se recuperó- ¿Te sientes más.... tranquila? Puede que necesites que te vea un médico o.... , quieres volver a casa? - se preguntó si viviría sola- Puede que lo mejor sea que descanses y mañana pongas en conocimiento de las autoridades lo ocurrido... - se levantó para irse y luego volvió a mirarla. Casi no recordaba sus necesidades cuando era un mortal, pero pensó que tal vez ella tuviera alguna en ese momento... La casa estaba totalmente equipada con todo lo necesario para vivir cualquier humano, puede que él no lo necesitara, pero Daniel , si. - Por cierto... necesitas algo? Puedes ir al baño a limpiarte o puedo ofrecerte... agua, solo tengo agua...
- No , gracias... sólo quiero irme a casa, dormir y olvidar lo ocurrido hasta mañana.... Estoy muy cansada y no puedo dejar de pensar.... todo fue tan real.... creí.... Dios, hay gente muy extraña.... Sé que hay gente muy rara pero nunca pensé que nadie pudiera llegar tan lejos en algo....en algo así. Ese hombre estaba loco..... Me hubiera matado ....De verdad, hubo un instante en que llegué a pensar que ... que era un vampiro, por dios..... ahora me parece ridículo, seguramente sería algún juego de rol llevado a otro nivel, pero parecia tan real... Creo que necesito dormir.... - con un suspiro entrecortado , cerró los ojos castaños llenos de miedo e incertidumbre, sin saber todavía muy bien que pensar, que era realidad y que no. Las dudas no dejaban de rondarla, pero se resistía a creer en cuentos de horror, historias de fantasmas, de supersticion.... historias de ficcion.Prefería la teoría del juego de rol. - ¿ Puede llamar a un taxi, por favor?
- Tutéame, por favor.... haces que me sienta viejo - Sam rió para sus adentros su propia ironía.... - Y no, no voy a llamar a un taxi, yo mismo te llevare a casa. Sólo dime dónde vives.... y llegaremos en un momento. - sin casi pensarlo, la sorprendente afirmación brotó de sus labios como un soplo de aliento, pero los sentimientos encontrados de ella y los oscuros instintos de él que ella desconocía que albergaba, se tornaron densos entre los dos, adquiriendo la solidez de una pesada piedra.
-No, no es necesario.....- le contestó Anna categórica, esperando que el cediera sin insistir - Puedo ir en taxi, no te preocupes..... - se detuvo un momento a pensar, y tímidamente dijo- Uhmmm, no se cómo te llamas....Soy Anna....- y le ofreció la mano a modo de saludo- Y tu eres.... ?
- Sam.... Samuel- Sam dudó unos momentos antes de responder, habia querido evitar las presentaciones, pues lo mejor era que ni tan solo supiera cual era su nombre, pero finalmente no había podido evitarlo. Después de todo, también era logico. Aceptó la mano que ella le ofreció con cautela, casi sin querer tocarla y una sensación inusual lo recorrió como ondas en el mar. Sintió la calidez de la palma de su mano, la suavidad de su piel en sus dedos hambrientos con una extrañeza que lo barrió de un golpe. Era sutil, extraño, y también desconocido. El apretón de manos duró un instante más de lo hubiera debido, y al perder su contacto, sintió que había perdido algo más, aunque no sabía ponerle nombre. Puede que fuera curiosidad, después de todo, casi nunca interactuaba con mortales, aparte de Daniel, y había dejado de ser habitual y natural para él. Hubiera querido llevarla a casa, pero la incomodidad lo subyugó, y el hambre avanzó, acechando y amenazando en saltar en cualquier momento, haciéndo peligrar su autocontrol, por lo que decidió que lo mejor para ambos, sería llamar a un coche de alquiler... o taxi, como lo llamaban en el presente.
Anna se levantó para marcharse pero en el último momento se dió la vuelta rápidamente y exclamó: -Gracias, si no hubiera sido por ti, no se como habría acabado la noche, pero estoy segura de que mucho peor.... Estoy muy agradecida. Te debo mi vida..... Gracias, no se como agradecer lo que has hecho por mí... Si alguna vez necesitas un favor, ven a verme. Trabajo en la Biblioteca Antigua, pregunta por mí. - y sin más , se dió la vuelta para marcharse.
Continuará.....
domingo, 9 de diciembre de 2012
CONOCIENDO BLOGS, ¿ME ENSEÑAS EL TUYO?
Esta iniciativa, que me parece genial, me llegó de la mano del blog Mis historias y más, aunque es una idea original fruto del ingenio de la administradora del blog En el mundo de la fantasía. La idea que propone tiene como objetivo que nuevos blogs y nuevos autores puedan darse a conocer. Y para ello ha creado un grupo en facebook, para que todo el que quiera, pueda unirse a esta iniciativa, que como ya he dicho, a mi me parece genial, ya que la blogosfera crece cada día y a un ritmo vertiginoso, y es una manera estupenda de que podamos conocernos unos a otros. Aquí os dejo las normas del grupo en facebook. Espero que os apuntéis.
CONOCIENDO BLOGS, ¿ME ENSEÑAS EN TUYO?
Unas sencillas normas a seguir:
Todo aquel que quiera entrar en este grupo para conocer más blogs tendrá que hacer una entrada en su blog anunciando el grupo y colocar el banner en algún lateral visible y enlazado a este grupo.
No se admite spam de ninguna clase, solo seran anunciados los blogs que cada persona tenga.
Para anunciaros, despues de ser aceptados, tenéis que poner lo siguiente: Nombre y dirección del blog. Y el tipo de blog que tenéis.
Los autores tenéis que hacer lo mismo y quien quiera dar una forma de contacto, ya sea mail o facebook.
Y esto es todo, al menos por ahora. Animáos a participar, cuantos más seamos mejor... Hay un montón de blogs esperando a que los descubras!!
Para anunciaros, despues de ser aceptados, tenéis que poner lo siguiente: Nombre y dirección del blog. Y el tipo de blog que tenéis.
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Y esto es todo, al menos por ahora. Animáos a participar, cuantos más seamos mejor... Hay un montón de blogs esperando a que los descubras!!
jueves, 6 de diciembre de 2012
CAPITULO II, CONTINUACION II.
Estaba aterrorizada, aunque intentaba mostrar entereza. Pero su mirada no mentía. Era tan transparente como el cristal. No acostumbraba a dejarse llevar por la empatía hacia los seres humanos, hacerlo sólo le recordaba que ya no lo era. Pero aún así, y pese a sus esfuerzos, no pudo dejar de sentir lástima por la mujer. Sam estaba convencido de que en aquellos momentos, ella debía sentirse confundida, horrorizada y desorientada... Al fin y al cabo era un simple mortal. Era su naturaleza. Eran débiles, perecederos, su humanidad los hacía únicos, y también los limitaba en muchos sentidos. Los vivos podían ser y sentir muchas cosas que él había dejado atrás, aquella fatídica noche en que había nacido a una nueva y oscura existencia, sentimientos y anhelos que el había olvidado , pero también podían ser, algunos de ellos, protagonistas de los actos más viles y crueles dirigidos hacia los de su misma especie u otras especies que pudieran considerar inferiores o bajo su dominio, no siendo conscientes del lugar real que ocupaban en la cadena alimenticia , aquella en la que, los que eran como él, estaban a la cabeza, sin que los humanos, ignorantes de su existencia, tuvieran conocimiento alguno. Caminó dos pasos en su dirección, cauteloso, no quería asustarla más ni darle más motivos de sospecha. Podía moverse más rápido que un mortal, aunque no tan rápido como para que el ojo humano no lo percibiera. Su andar era elegante y se movía como un felino, aunque Sam no era consciente de este hecho. Era natural en él, después del cambio. A todos les ocurría, aunque con distintos matices. Era parte de su naturaleza.
Ella lo miraba fijamente, se había sorprendido al encontrarlo allí, entre las sombras de la habitación. Había preferido alejarse cuando notó que empezaba a volver en sí... Había querido darle un momento para familiarizarse con el lugar, para intentar evitar que entrara en pánico , pues le hubiera resultado mucho más difícil tratar con una mujer histérica incapaz de razonar, que no estuviera dispuesta a escuchar los argumentos que el se había preparado para darle. Tenia que ser convincente, o no le quedaría más remedio que matarla. No, el no la mataría, pero ellos si lo harían. Ellos, los que eran como él . Protegían su existencia como parte de su supervivencia... Querían seguir siendo leyenda a los ojos de los humanos y harían cualquier cosa para conservar su secreto. Una mujer, el cobro de otra vida humana más, que en otro momento les hubiera servido de alimento, no significaba nada para ellos. Los humanos eran como ovejas. Alimento de inmortales. Y aunque él se alimentaba para sobrevivir, nunca asesinaba a sus víctimas. Por eso casi cada noche debía alimentarse. Tomaba un poco de aquí y un poco de allí, pero nunca lo suficiente para apaciguar su sed....Y nunca sabían que era lo que había pasado. La debilidad y la palidez era las únicas consecuencias.. Pero sobrevivían a su beso, como lo llamaban los antiguos. El beso del vampiro. Ése era el motivo por el que se alimentaba más a menudo de lo que hubiera necesitado, de ser de otro modo , si esperaba a que la sed lo dominase, la brutalidad y el ansia de sangre tomarían el control, drenando al humano hasta la última gota de vida que le quedara en el cuerpo, cargando sobre su conciencia, o lo que quedaba de ella, el peso de más muertes . Pero ésa no era una práctica demasiado extendida entre los suyos. Sabía que habían habido otros como él , pero eran franca minoría... En su maldita naturaleza habitaba un depredador, hambriento de vida, con instintos asesinos tan despiadados y desarrollados como los de un lobo frente a un conejo.
En lo que pareció una eternidad, y mientras éstos pensamientos corrían rápidos a través de su mente, la mujer se levantó despacio y con un hilo de voz se atrevió a preguntarle:
-Donde estoy?
Intentando recordar como debía ser cortés, le contestó. - En mi casa - esperó un segundo y continuó- No sabía donde llevarte y quería asegurarme de que estabas bien. - mintió. Sí sabía donde vivía. Lo había visto en su documentación, dentro del bolso que había recogido del suelo, después del asalto. Incluso sabía como se llamaba , pero no quería darse la licencia de utilizar su nombre. No quería tener ésas familiaridades.- Has estado inconsciente durante un par de horas. ¿Como te encuentras?- preguntó. Era la pregunta más lógica después de todo. Ella asintió con la cabeza, aceptando su respuesta, y se tomó un segundo para responder.
-Bien, creo... - Se acarició el cuello con las dos manos- Sólo estoy magullada y un poco confundida, eso creo. - Al menos, tenía una entereza que muchos quisieran poseer- Quien eres? Quien era... ? Que quería? Oh, Dios.... No puedo creer.... Pero me pareció... No puede ser... Tengo que estar loca... Estoy completamente desquiciada...- empezó a balbucear y a hablar más deprisa. Por momentos, la entereza mostrada hasta entonces la abandonaba. -Pero... pero..... Quien era ese individuo?- intentó recobrarse- Quiero decir... Quiso morderme... Pero, no puedo entenderlo... - Sam , anticipándose a lo que vendría a continuación, la cortó - No te preocupes. Era un perturbado. Cálmate, estas a salvo ahora. - No del todo cierto, puesto que él , todavía no se había alimentado esa noche y la sed rugía por salir- Te lo explicaré todo, al menos lo que sé...- Sam intentó argumentar convincentemente para zanjar el asunto cuanto antes. Era lo mejor para los dos. Ella continuaría con su vida, y el saldría de caza, con urgencia.... El latido de su corazón era una llamada difícil de resistir. La llamada de la sangre. La calidez de su piel lo atraía como una polilla a la luz. Alejó sus ansias con voluntad y volvió a centrarse en lo que tenía entre las manos.
Continuará....
CAPITULO II. CONTINUACIÓN.
Se sentía como en una nube. En su marejada de pensamientos, se mecía la convicción de que se hallaba sumida en un estado de shock. Se sentía un poco magullada pero sabía que no habia sufrido daños físicos graves... No podía decir lo mismo de su estado de ánimo. Además de saber que estaba en shock, no sabía que pensar.... Ni qué creer, ni dónde estaba, ni quien era el desconocido que la había auxiliado en el momento preciso.. ni nada de nada... Se sentía muy aturdida y confundida... Sentía un miedo acérrimo a abrir los ojos por lo que se pudiera encontrar, pero a la vez , se sentía increíblemente en paz. Aquella experiencia le había cambiado la vida y , aunque la horrorizase admitirlo, sabía que tenía que hacer frente a lo ocurrido, salir del estado de estupefacción en el que se hallaba , afrontar su miedo y darle la cara a la realidad, fuera cual fuera. Se removió incómoda en dónde estaba acostada, como había llegado allí?... Sentía leves pasos a su alrededor, pero era como si caminasen de puntillas. El sonido no era más que el susurrar de un roce . Su consciencia fue ganando terreno y poco a poco se sintió salir de su letargo.. Le hubiera gustado poder quedarse un poco más en ese estado pero sabía que no era posible y no podía evitar lo inevitable. Podía huir pero esa noche la perseguiría allá donde fuera... Anna no sabía todavía cuánta razón encerraban aquellas palabras. Entreabrió los ojos y un suave resplandor iluminó sus pupilas permitiéndole observar brevemente alrededor. No sabía dònde se encontraba. Ahora era una certeza. Por un instante, el terror la invadió de nuevo. Intento recobrar la calma y repiró profundamente. Intentó incorporarse y entonces fue consciente del dolor que le recorría los huesos. No estaba gravemente herida, pero estaba muy magullada. Y la tensión acumulada por el sobresalto tampoco le había hecho ningún favor. Paradójicamente, su espíritu lo sentía flácido y abotargado, pero su cuerpo estaba tan tenso como las cuerdas de un violín. Apoyo las palmas de las manos sobre el suave tejido de lo que le parecía que era un diván y se sentó. Se mesó el cabello que tenia desordenado y empezó a sentir un palpitante dolor en las sienes. Se pasó las manos por el rostro y finalmente abrió los ojos del todo, lo que le permitió observar todo cuanto había a su alrededor, aumentando así su sensación de extrañeza al encontrarse en un lugar que no conocía. Recorrió la habitación con la mirada y se sintió intrusa. Aquel espacio estaba decorado de forma sencilla y acogedora, aunque con el buen gusto de conservar algunos muebles antiguos que daban a la habitación una sensación de calidez. Sintió unas ganas enormes de acercarse a la chimenea en donde un fuego abrigador ardía lamiendo los troncos apilados sobre el fondo de la misma. El dintel que la coronaba era una talla de madera ricamente confeccionada y que parecía también ser bastante antigua, otorgándole un aire de tiempos pasados. Se percató de una notas suaves que acariciaban sus oídos y que brotaban de algún lugar de la estancia aunque no logró averiguar de dónde. Aquella sinfonía, con sus suaves y tristes acordes no hizo mas que enardecer su sensacion de que no encajaba en aquel escenario. Tenuemente iluminada por la luz del fuego que ardía y se consumía en la chimenea, y por dos o tres lámparas de aplique en las paredes repartidas por toda la estancia, le conferían un ambiente íntimo y un tanto lúgubre. De pronto se sintió observada. Recorrió de nuevo la habitación y escudriñó las zonas con sombras que la pobre luz no llegaba a iluminar. Apoyado indolentemente en una enorme librería que fue construida en tiempos remotos y que estaba repleta de libros a rebosar, cosa que capto su atención y su interés, encontró una alta figura cuyos rasgos se abrigaban en las sombras de la habitación y que dió dos pasos hacia ella al percatarse de que Anna había notado su presencia y lo estaba mirando fijamente. Con una mano en un puño y la otra sobre su pecho, sofocada por su impaciencia, su miedo, su desconfianza y algo más a lo que no quería poner nombre, Anna se encontró frente a frente con aquel que había evitado que esa noche fuera la ultima de su vida. Acudieron a su mente retazos de imágenes turbias antes de caer en la inconsciencia y se vió atrapada en unos desconfiados ojos verdes, que hablaban de su dueño, mucho más de lo que él mismo lo haría y encerraban secretos que nunca deberían ser desvelados.
Continuará....
sábado, 1 de diciembre de 2012
CAPITULO II.
La mujer estaba empezando a volver en sí.... En cuanto abriera los ojos no reconocería donde estaba.... Estaban en el lugar en donde descansaba durante el día, su casa, si se le podía llamar así.... Daniel iba a estar muy enfadado y alterado cuando se enterara de lo sucedido. Pero eso habría de esperar hasta el día siguiente.... Ahora tenía que encargarse de resolver el problema que ella representaba para los que eran como él. Tenía que resolverlo de un modo u otro.... Si aquel desquiciado no hubiera intentado alimentarse de ella de un modo tan brutal, él no estaría metido en aquel asunto... No había podido permitir que la asesinaran delante de sus ojos, no sin intervenir... Era lo único que le quedaba de humanidad en su corrompida alma. No era bondad, ni lástima, el también se alimentaba casi cada noche. Era puro egoísmo... El egoísmo de saber que podía conservar parte de su humanidad perdida si no asesinaba cuando se alimentaba. El egoísmo de creerse mejor de lo que era. Pero en el fondo, el sabía muy bien lo que era. Era algo que nunca debería haber existido. Algo que los humanos creían leyendas para noches alrededor de una fogata, era superstición en remotas aldeas unidas al pasado de los suyos, era literatura macabra, la invención de un lúgubre escritor irlandés.... Era una criatura malévola y maldita.
Mientras se repetía a si mismo esa letanía en su mente se abría paso la oscuridad que albergaba su alma, sintió el hambre crecer en sus entrañas... un anhelo irresistible que había aprendido a resistir.... al menos por un determinado periodo de tiempo.. No se engañaba, sabía que tenía que salir de nuevo para alimentarse, sino lo hacía pronto la sed se abriría camino como una lengua de fuego que lo arrasaría todo, incluso su cordura... Por ese motivo, nunca esperaba estar demasiado sediento.... Si esperaba demasiado no sería capaz de parar antes de matar a su víctima... Y no quería tener que soportar mas muertes sobre su conciencia, o lo que quedaba de ella. Ya pesaban demasiadas...
La mujer se removió en el diván en el que la había depositado. Esto lo hizo centrarse y controlar sus anhelos, anhelos que tendrían que esperar un poco más.... Puede que pudiera convencerla... No sabía que argumentos adoptar , pero tenía que encontrar la manera de hacerle creer que el tío que había intentado comérsela, era algún psicópata raro, pero humano al fin y al cabo.... No podía permitir que su existencia saliera a la luz... Su supervivencia estaba íntimamente ligada a este hecho. Además, otro punto era , que si no lo lograba , alguien acabaría con la vida de la mujer... No podían dejar vivo a alguien que sabía tanto, había visto tanto y podía divulgarlo... Aunque bien pensado, probablemente la tomasen por una desquiciada... Quien sabe? No podía arriesgarse... Puede que llegados al punto en que llego la situación con Marius, lo mejor hubiese sido dejar que se alimentara de ella... De ese modo ahora no se vería envuelto en semejante dilema...No sabía si arrepentirse de haber intervenido o sentirse mejor, por no haberla dejado morir en manos del salvaje Marius. Aquel sádico disfrutaba con el miedo de sus víctimas. Decía que la sangre sabía mejor, que el miedo era un condimento que afrutaba su sabor... Maldito hijo de perra. Tanta inquina le había costado la vida. Sam no tenia intención de matarlo, pero cuando Marius entraba en frenesí por la sangre, no existía ser vivo o no muerto que pudiera detenerle manteniendo las buenas formas. Durante el enfrentamiento, Marius había intentado arrancarle la garganta y el le había arrancado la cabeza. Instinto de supervivencia. Era el uno o el otro, aunque bien mirado, a Marius no debía haberle hecho gracia que le hubiera molestado e incautado su cena... Puede que incluso pensase que la quería para el.... No, no era probable.. Marius lo conocía lo suficiente... Todos lo conocían y sabían de sus métodos y sus límites auto impuestos. Alimentarse para no morir, pero sin muerte. Los que eran como el , no lo entendían. Claudia no lo entendía. Siempre lo había instado para que abrazase su oscuridad, su sed como un don, siempre le decía que estaban por encima del bien y del mal, de Dios y de los hombres, de la vida y la muerte... Asesinar sin remordimientos.. Alimentarse de la vida de otro disfrutándolo. Era parte de su don. Pero el no lo había elegido. Cuando Claudia se alimentó de él y le otorgó esta otra vida, de saberlo hubiese preferido morir. Pero ahora era tarde para ello. Era tarde para lamentaciones, tarde para enmendar errores pasados.
Finalmente la mujer, había recuperado la consciencia.
Continuará......
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