lunes, 25 de febrero de 2013

UN GOLPE DE SUERTE, RELATO CORTO.



  UN GOLPE DE SUERTE.


Sofia estaba un poco preocupada. Desde el día anterior, Sultán no parecía sentirse muy bien, estaba alicaído, no parecía tener ganas de jugar y casi no movía la cola, algo poco habitual en el , porque normalmente era su manera de saludarla o de demostrarle su alegría. 
La salita de espera estaba casi vacía, solo un hombre mayor con un transportin a sus pies esperaba su turno. Dentro del pequeño habitáculo parecía haber un gatito que permanecia tranquilo o dormido. La puerta de la consulta se abrió y de ella asomo un hocico húmedo y peludo, y unos ojillos chispeantes y alegres. El perro tiro de la correa que lo sujetaba y finalmente todo su corpachón salio por la puerta blanca, y tras el, que trotaba feliz y contento hacia la salida, apareció la figura de una muchacha jovencita que sonreía satisfecha con los resultados obtenidos.
Sultán y Sofia eran los siguientes. Entraron en la consulta del veterinario y el estado de animo de Sultán cambió. No le gustaba nada que lo toquetearan, pero irremediablemente, siempre se dejaba hacer, aunque solo con entrar, el inteligente animal ya sabia a donde se dirigían y no parecía hacerle mucha gracia. Sofia expuso su preocupación y , después de una serie de preguntas formuladas con la clara intención de ajustar el diagnostico, el veterinario llamo a una auxiliar para que lo ayudase a subir a Sultán a la mesa de examen, tarea algo complicada teniendo en cuenta su tamaño y para lo que Sofia se ofreció, intentando hacer mas fácil la tarea de examinarle.
Sultán tenia tres años y medio, y era un precioso macho de Pastor Alemán que había adoptado de una protectora de animales apenas siendo un cachorro, y desde el momento en que entro en casa  y empezó a dormir en su cama, costumbre que todavía conservaba pese a lo grande que era, habían sido inseparables. Sofia lo adoraba. Era un perro enorme y a veces le gustaba jugar duro, pero era cariñoso, tierno, muy protector y mas fiel que su propia sombra. No concebía su vida sin su perro, eso era un hecho irremediable. El animal la completaba a niveles que ningún humano era capaz de entender. Se comprendian únicamente con mirarse, con una especie de conexion que aparecía como una luz en su atenta mirada y llegaba a algún recóndito lugar de su cerebro perruno. 
El perro suspiro con conformidad  y no hizo falta ponerle el bozal. Respiraba tranquilo, aceptando lo inevitable, y la miraba con languidez, frunciendo el ceño con un deje de tristeza. 
Tras un exhaustivo examen en el que el veterinario descarto varias posibilidades, el doctor llego a la conclusión de que el pobre Sultán parecía sufrir una leve indigestión provocada seguramente por algo que había ingerido en alguno de sus paseos por el parque, y por lo que además de someterlo a un corto tratamiento para minimizar las molestias,  Sofia debería mantenerlo unos días en observacion, para así quedarse tranquilos. No encontró evidencias de ningún problema mas grave y tras recetarle unas cápsulas que aliviarían las molestias, lo cito de nuevo para visitarlo tras terminar el tratamiento y asegurarse de que todo iba bien. 
Tras unas palmaditas en el lomo y frotarle entre  las orejas, el perro pareció satisfecho y el veterinario había trabado una nueva amistad.  Salieron de la consulta, Sofia tranquila con el diagnostico y el perro, siempre tras ella, dispuesto a volver a casa. Pero cuando se disponían a salir por la puerta que daba a la calle, la puerta blanca de la consulta se abrió de nuevo y una voz la llamo por su nombre.

- Sofia Salinas, espere por favor, olvida la medicacion!!- exclamo la auxiliar asomando la cara y agitando una pequeña cajita blanca en la mano-.

Sofia se dio la vuelta sujetando con una mano la correa de Sultán y con la otra agarrando la manivela de la puerta de salida. Alcanzo a mirar a la mujer que había llamado su atención, pero sin darle tiempo a volver sobre sus pasos,se sintió ceder hacia donde sus ojos estaban mirando sin haber soltado todavía la puerta, provocando  que cayera al suelo de lado, dándose un buen golpe en le trasero y haciendo un sonido nada elegante al caer. Todavía murmurando levanto la vista hacia la mano que se tendía hacia ella, con la clara intención de ayudarla a levantarse del suelo de parque en donde había aterrizado. Y se encontró con una mirada divertida y arrepentida que pertenecía a un rostro que trataba por todos los medios de contener una sonrisa. 
Sofia  no pudo evitar sentirse un poco dolida y malhumorada durante un breve segundo que paso fugaz, hasta que aquella mano firme la alzo con determinación del suelo y aquellos ojos verdes con trazos del color del caramelo que parecían reírse de ella, coincidieron con los suyos, borrando su malestar y provocando que su corazón se saltara un latido y que su estomago se tragase a si mismo. Siempre había sido una chica de buen comer, algo que se  evidenciaban sus redondeces, pero....Ah!! Al instante su estomago volvió a su lugar y se sintió aliviada... Gracias a Dios!! Se sentía hambrienta pero aquello era demasiado... 

- ¿Estas bien?- la voz cadenciosa que parecía hablarle, la saco de sus inverosímiles cavilaciones...-

Afirmo levemente con la cabeza, saliendo de su trance, mientras Sultán , que se había sentado, parecía dudar acerca de lo que debía hacer con aquel individuo que había atropellado, literalmente, a Sofia con la puerta de salida.

- Esto.. Lo siento. No te vi salir, estaba distraido. - continuo la voz-

Sofia , ya derecha sobre sus pies, se palmeo la ropa, sacudiéndola.

- Eh... No te preocupes... Estoy bien, yo también estaba distraida. - le contesto dudando. En aquel instante Sofia consiguió centrar su atención y se dio cuenta de dos cosas: estaba temblando de la cabeza a los pies  y no sabia porque y, tenia frente a ella el que le pareció el hombre mas guapo que jamas hubiera visto. El corazón le dio otro vuelco , y no pudo evitar que como si fueran un reflejo de sus pensamientos, los cachetes de su cara  cambiaran su color de un pálido a un rosa chillón. Se sentía avergonzada y todavía no sabia porque.  Se miraron durante un segundo que pareció una eternidad y en aquel breve lapso de tiempo, Sofia fue capaz de memorizar algunos detalles del hombre frente a ella. Tenia el pelo oscuro y alborotado, los ojos grandes y profundos,  las cejas pobladas y rectas y la nariz proporcionada con el resto del conjunto que formaba su rostro. La boca, todavía conservaba el rictus de la sonrisa que pugnaba por escapar y los labios tenían un aspecto lleno y jugoso, como una fruta madura. Ante este pensamiento , que no sabia de donde había salido, las entrañas de Sofia se apretaron formando un nudo. Alto y de anchos hombros que se adivinaban bajo la ropa, el objeto de sus desvaríos volvió a dejar su voz libre, moviendo sus manos arriba y abajo, que todavía permanecían entrelazadas de un modo evidentemente incomodo.

- Me llamo Alexei. ¿De verdad estas bien?- a lo que ella no pudo mas que responder:- Si... seguro.... Eh, Sofia, mi nombre es Sofia.- contesto todavía presa de un calor que la estaba incomodando mas de lo que debieray tratando de calmar su tembladera por la impresion.-
-De verdad que siento mucho haberte arrollado como un tren de mercancias.... Estaba distraido y empuje la puerta sin mirar, al mismo tiempo que tu intentabas salir... Espero que no te duela el golpe.
-No, no demasiado....- dijo ella tocándose el trasero con disimulo, esperando que no fuera demasiado evidente con que parte de su cuerpo había aterrizado, aunque sabia que obviamente el había sido testigo de su bochornosa caída.- Puedo invitarte a un café, o algo? Para disculparme por  ser tan torpe.... Casi te dejo lisiada... - y esta vez, Alexei sonrió abiertamente....-  Mi madre tenia un dicho... El que la rompe se la lleva.- y su diversión alboroto sus ojos con una clara motivacion que Sofia no quiso descifrar, aunque aquella ultima frase, dicha no sabia que con que intención, la hizo sonrojar e incomodar hasta la raíz del pelo.

-Eh, bueno, debería irme a casa.... Sultán no se sentía demasiado bien. - intento escabullirse.
- Seguro que un poco de aire fresco le sentara bien...-pregunto rascandole las orejas al perro con la mano que tenia libre.- Que le pasa? Soy uno de los veterinarios y propietarios de la clínica. Joseph y yo somos un equipo. - afirmacion que le sorprendió porque nunca , en todas las veces que había llevado a Sultán al veterinario, lo había visto allí -
- No, bueno, no es nada importante.... Algo que comió y que no hubiera debido comerse... Se le pasara en unos días . 
- Entonces??? Tomamos un café y me cuentas sobre...?- insistió Alexei- Sultán.... se llama Sultán- termino Sofia la frase sabiendo lo que le estaba preguntando aunque no hubiera terminado  de formular la pregunta.- Esta bien, tomemos ese café. Me vendrá bien para reponerme del golpe y seguro que a Sultán no le importara dar un pequeño paseo , puede que le venga bien para bajar su indigestión.- concluyo ella-. 

Alexei finalmente le soltó la mano que hasta ese momento todavía le sujetaba, mientras la auxiliar que había sido testigo del agitado encuentro entre Alexei y Sofia, y que había corrido a socorrerla para después detenerse cuando se  dio cuenta de que , evidentemente sobraba en aquella escena , se retiraba por fin hacia la consulta, después de darle a Alexei las cápsulas que Sultán debía tomarse para aliviar sus molestias estomacales, con una sonrisa complice en sus labios y con el siguiente paciente que esperaba, hasta ese momento pacientemente dentro de su transportin, su turno.
En aquel momento, Sofia recordó algo que su madre siempre le decía..... Que las mejores cosas en la vida, ocurren sin esperarlas, con un golpe de suerte. Sonrió  por el oportuno pensamiento y salieron juntos a la calle, seguidos por el perro que como siempre , seguía a Sofia allá donde fuera.

-Porque sonríes? Pagaría por saber lo que piensas... - observó Alexei curioso-
- Me estaba acordando de algo que mi madre suele decir a menudo..... No te preocupes, no es nada.
- Bien. Entonces, seguro que estas bien? No te duele nada?? Te has dado un buen golpe!- esta vez no contuvo la sonrisa, genuina, enseñando su blanca e igual dentadura.-
-oh, no, no.... de veras... No ha sido grave...... Ha sido un golpe de suerte.- concluyo Sofia.

Alexei se quedo mirándola sorprendido por la afirmacion, y sin poder contenerse, le paso el pulgar por la mejilla todavía sonrosada. La leve caricia le calentó la entrañas a Sofia, dándole una breve idea de lo que parecía haber empezado a anidar entre ellos dos de manera tan fortuita , como  espontánea. Alexei le puso una mano en la espalda, rozando la tela de su chaqueton con un ritmo ascendente y descendente, suave y cadencioso, manteniendo así, un contacto físico que a ambos les afectaba por igual, con la intención de dirigirla hacia la cafetería cercana  y con una genuina diversión le contesto:

-Si, definitivamente ha sido un golpe de suerte.



FIN.